sábado, 24 de febrero de 2024

Cuando hay problemas...



Cuando hay problemas... 

Hoy, terminando de almorzar con la familia, recibo una llamada a eso de las 16:30 de un motorista muy alterado junto con un pin de ubicación y esta foto...

El grupo de motoristas de aventura estaban teniendo problemas para continuar su viaje en un recóndito lugar. Entendí que no podían seguir el viaje 5 motoristas en una aventura por el noroeste profundo de Guatemala.

En ese momento lo primero que me paso por la mente fue que estaban francamente lejos de cualquier posible ayuda y que tenía que ayudarles*.

A este mi amigo le pedí paciencia para poder pensar cómo ayudarles y ponerlos a salvo. me cerciore que estuvieran bien y que no hubiera ningún herido y acto seguido colgue el telefono para reagrupar pensamientos.

En ese momento recordé varios momentos vividos así, donde uno se siente impotente de poder agarrar un auto e ir a buscar a esa persona que confió uno al llamar para pedir ayuda porque simplemente uno está demasiado lejos.

Acto seguido llamé a un buen amigo, de esos que te contestan el telefono a cualquier hora, y le pido ayuda para coordinar un rescate que a primeras vistas podría tardar muchas horas en poner a alguien con el grupo. 

Sin tan siquiera dudar por un momento me pide la ubicación del grupo y el teléfono de contacto para poder socorrerlos, confirmando que no hubieran heridos y que no estuvieran en peligro. 

10 minutos después me llama de regreso para confirmar que alguien en la zona del noroeste de Guatemala ya estaba coordinando con la Policía Nacional Civil para emprender camino y encontrar al grupo.

Dos horas más tarde me confirma que un grupo de ayuda salió de la población más cercana que está a 97 kms de muy mal camino del punto donde el grupo se encontraba, que llevaba una hora ya en carretera y faltaba al menos 1:30hrs más para encontrarles. 

A las 19:50, tres horas más tarde después de que el grupo pidiera ayuda, el grupo me estaba confirmando que tenían al lado una Patrulla de la Policía Nacional Civil así como a un pickup local para poder transportar las motos. No se pueden imaginar la sensación de paz que me corrió en la mente al saber que ya estaban bien y siendo ayudados.

Quiero dar ENORMES AGRADECIMIENTOS al equipo de ASISTUR en Guatemala, en especial a Luis Medina y a Denilson Lemus ambos Delegados de Asistencia Turistica del INGUAT por coordinar de manera impecable y eficaz el rescate de estos motoristas. La calidad del trabajo que hicieron es intachable y desde aquí les agradezco infinitamente por la ayuda coordinada para con este grupo. Así mismo a la Policía Nacional Civil por la ayuda brindada

También recordé a las muchas personas que hemos ayudado en esos momento. digo ayudado (cual mosca parada en arado) porque con casos como este he conocido a estas personas que dan todo por socorrer a turistas en estos casos. ¡Muchas Gracias ASISTUR!

*esa es otra historia... ya se las contaré.


José del Busto R.

Kilometros de vida...

24/2/24.

lunes, 23 de marzo de 2020

Imaginando una aventura...


Imaginando una aventura…


Preámbulo…

No, no son de esas aventuras de romances temporales altamente peligrosos, sino más bien son esos viajes que todos, en algún momento, queremos hacer hacia lo desconocido.
Así que sin ponerse en riesgos innecesarios imaginen a donde quieren ir a conocer y que tipo de obstáculos quieren enfrentar pues al final uno es dueño de su viaje.

Si tu afición es tan simple como ir a desayunar a algún lugarcito cercano o tan osada como ir a buscar esa vista única de no sé qué montaña o río nunca fotografiado, tú eres el que está a cargo de planear ese viaje y sobre todo de disfrutarlo.

En lo personal, lo que más disfruto es la parte de la planeación. Me puedo pasar mucho tiempo buscando la ruta más interesante, entendiendo lo que voy a ir a conocer y discerniendo toda la información que encuentre del lugar que quiero ir a conquistar con mi fiel compañera. 

Obviamente al realizar el viaje y vivir esa aventura lo disfruto muchísimo. Si logro o no terminar el viaje es secundario, para mí lo que importa es haber vivido la experiencia de proponerte personalmente un reto, imaginártelo, planearlo y luego vivirlo.

Muchas veces esas vivencias me enseñan de lo que soy capaz o no, donde todo se traduce en experiencia vivida.

Parte 1 de no sé cuántas.
José del Busto R.


Imaginando una aventura…

Se vale soñar…

Una aventura empieza en la mente donde crece y toma cuerpo. El gran Arne Sapper me enseñó a no poner límites en lo desconocido y a disfrutar esa imaginada dándole forma a la siguiente aventura.

Hay que desear con el alma aventurarse y salir de la zona de confort atreviéndote a viajar hacia lo desconocido no importando que y lograr la hazaña de llegar a ese destino imaginado.

Muchas veces el destino es el viaje realizado. Si le preguntas a alguien que ha hecho un viaje épico, al Ixcán, Ushuaia o Alaska, muchos te dirán que lo más interesante fue hacer el viaje donde muchas veces el destino es solo otro punto a donde llegar durante el día.

Los pocos que me conocen saben que llevo años imaginándome el viaje para celebrar mi cumpleaños número 50 en el círculo polar ártico noruego y gracias a los acontecimientos del 2020 lo tendré que posponer. Aun así, sigo disfrutando el imaginarme la ruta, la comida y los obstáculos mentales y físicos que tendré que afrontar.

Así que, imagínate ese viaje de aventura… a donde quieres llegar, por donde vas a pasar y disfruta imaginándolo.

Parte 2 de no sé cuántas.
José del Busto R.


Imaginando una aventura…

Dándole vida a un viaje de aventura…

Cuales niños, empezamos aprendiendo a conducir una moto en los lugares cercanos y donde nos sentimos más cómodos, para entender y practicar el cómo y cuando del arte de manejar adecuadamente una motocicleta. Somos felices cuando al fin tomamos adecuadamente esa curva que nos da tanto miedo.

Así vamos agrandando el área de confort hasta que el país te queda chico. Desde que uno empieza a rodar tienes en mente un viaje que aun no te atreves a realizar, que ya sea por miedo o por falta de experiencia. Lo sueñas como la aventura máxima, en ese momento inalcanzable y que sabes algún día lograras.

Recuerdo muy bien un viaje que mi querido amigo Roberto Ascoli me animo a realizar… desde Xela iríamos a Rio Dulce porque este su servidor no conocía.  Empacados y listos para la aventura de fin de semana, llegamos hasta el cruce de Sololá y no me aminé a continuar. Roberto se dio cuenta de mi temor y sin tratar de convencerme me dijo: “si queres mejor le damos vuelta al lago, vamos a almorzar al IRTRA y regresamos a Xela” … sentí un alivio increíble… no logre salir de mi zona de confort.

Así como uno crece en el motorismo, tus aventuras se van volviendo más osadas, justo ahí afuera de tu zona de confort.

¿Cuál es tu siguiente aventura?

Parte 3 de no sé cuántas.
José del Busto R.


Imaginando una aventura…

Imaginársela es una cosa, ponerle fecha es otra.

Ahí está pululando en la mente ese destino que uno desea cada vez con más ganas conocer. Tienes una vaga idea de cómo llegaras y lo que implica, pero no le has puesto el tiempo ni esfuerzo para entrar en detalles. Normalmente en una sobremesa de esos viajes de engorde a la antigua o a pana te topas con ese amigote con el que mutuamente te das cuerda hasta completamente decorar de detalles el dichoso viaje.

Lo mejor es cuando al fin lo discutes con ese amigo motorista empedernido y muy cercano, como lo es Alex Rudeke para mí, con su optimismo aventurero te hace darle varias vueltas de tuerca al tema complicando el viaje de tal manera que te urge realizarlo.

Llega el momento que es tanto el deseo del viaje que terminas buscando el momento ideal para realizarlo… comienzas averiguando cuando será el mejor tiempo para ir a ese destino. Luego tomando en cuenta esa ventana de tiempo empiezas a negociar mentalmente el tiempo que te llevara realizar el viaje para luego negociar con la agenda el tiempo que faltaras a tus actividades. Puede llegar a ser estresante el encontrar esa ventana de tiempo en el tiempo ideal y sin poner en riesgo tu carrera, tu relación amorosa, tus obligaciones y tu billetera. Es entonces cuando empiezas a pensar en esa fecha, que normalmente uno amarra a algo trascendental y terminas por decidirte a vivir esa aventura.

A veces uno reprime ese deseo de vivir una aventura debido a todos los sentimientos infundados desde la cuna de obligación y deber…. Pero se vale ser feliz de vez en cuando y realizarse como persona.

Podrás haber visto toda la información disponible, los tours, opiniones y documentales existentes, pero no hay nada como estar parado ahí, respirando ese aire lleno de olores, viviendo esa experiencia que solo viste en una foto y dándole gracias a lo que creas supremo el haber logrado vivir tal experiencia.

¡Anímate a vivirla!

Parte 4 de no sé cuántas.
José del Busto R.
 


Imaginando una aventura…

Diseñando la ruta

Para mí es la parte más suculenta de imaginar una aventura. Normalmente empiezo por ponerme ese reto de destino… la costa Este de Nicaragua, el paso Transfagarasan y el castillo de Drácula en Rumania, el volcán ese de Islandia, el círculo Polar Ártico de Noruega o a donde mi curiosidad este enfocada en esa etapa de mi vida. Como les dije anteriormente, el viaje es propio y personal. Tú decides a donde, que tan lejos y que tan complicado va a ser.  La idea es imaginarse de lo más general hasta llegar a lo más específico y disfrutando cada etapa.  

Lo primero es hacerme una idea por donde viajare, que obstáculos tendré que sortear, que experiencias quiero vivir en el recorrido. Ya después empezaran los detalles de logística y costo, pero en esta etapa se vale soñar… como si el tiempo y el dinero fueran infinitos para vivir al máximo esta aventura.

Toma un papel y lápiz apoyado por un buen mapa del área que intentas conquistar y empieza a hacer un bosquejo de la ruta a seguir. Simplemente tratando de llegar a ese destino. Eventualmente el papel se vuelve tan complicado que terminaras apoyándome en una hoja de cálculo electrónica y un mapa digital para poder seguirle el ritmo a la urgencia de tu mente por calcular la ruta.

Cuando llegas a ese momento normalmente debes tomar una pausa y dejar enfriar un poco el tema, solo para lograr ver con un poco de claridad si es viable lo que ya tienes descrito.  En esta etapa es cuando imaginaras todo lo que vas a vivir y por donde vas a pasar, obviamente reforzado por todas las fotos e imágenes de mapas que ya tienes en la conciencia.

Si llegaste a este punto, esto ya es un proyecto de estudio y le empiezas a dedicar mucho más tiempo a los detalles grandes respondiendo a preguntas como, ¿Dónde pernoctaré?, ¿Cuál es la comida que tengo que probar en que pueblo?, ¿qué puntos de interés debo ver? de los que si no viste no estuviste ahí y todas esas más que seguro surgirán dándole forma a los detalles mas intrincados de la aventura.

Eventualmente todo terminará en un mapa donde tendrás la ruta, los puntos de interés, las distancias y cualquier otro dato relevante para que empieces tu aventura.
Diseñar tu próxima aventura y no te impongas barreras pensando que no sabes cómo hacerlo, nadie nació experto. Pide ayuda, pide consejo, pero date el gusto de hacerlo.
Te recomiendo los mapas Michellin así como los Butler… ambos buenísimos en físico vía su tienda online o digital en https://www.viamichelin.es/  y  https://www.butlermaps.com/
¿a qué esperas?

Parte 5 de no sé cuántas.
José del Busto R.


Imaginando una aventura…

¿Qué tipo de viaje quieres hacer?

Tus gustos y capacidades dictaran el formato de viaje. Si lo que quieres es hacer turismo conociendo ciudades, recorriendo carreteras secundarias o toda una travesía off-road atravesando no sé qué área solo orientándote con una brújula y un mapa, la decisión es tuya.

Hay que ser muy consciente en la planificación del tipo de viaje que te propondrás. Arriésgate, pero hasta llegar al limite de tus capacidades. No más. Con cada viaje tus capacidades crecerán y en la próxima aventura harás algo aun mas osado.  Al final lo que queremos es vivir muchas mas aventuras y no morir en el intento.

Estoy seguro de que has oído el consejo de todo motorista cuando te dice que uno no debe viajar al 100% de sus capacidades, sino debajo de ese umbral, para que cuando tengas una emergencia tus capacidades te permitan reaccionar y librar ese obstáculo. Lo mismo con el tipo de viaje que te planteas. Si no eres capaz de conducir de sol a sol como mi amigo Libo García solía decir, entonces calcula tus días de manejo en función de la distancia con la que te sientas cómodo.

Todo tiene que planearse, cuantas veces te detendrás a descansar, donde y por cuanto tiempo, donde y cuantas veces al día comerás, donde dormirás y que visitaras. Cada una de estas variables es muy importante. Son esos detalles que puestos todos juntos como vivencias harán magnifica tu aventura.

Con la experiencia te acostumbraras a planear menos y disfrutar más. Hay los que exploramos todo el día y cuando algo te gusta como para conocerlo mejor buscas un lugar donde pernoctar que tenga un barcito para poder platicar con lugareños y entender cómo se vive ahí.

¡Define Tu siguiente viaje!

Parte 6 de no sé cuántas.
José del Busto R.


Imaginando una aventura…

¿Solo o acompañado?

Cuando te aventuras a viajar solo es normalmente porque tu aventura es mucho muy personal y pretendes vivirla con las libertades que la soledad te otorga. detenerte en cualquier lugar y sentarte a la orilla de la carretera a contemplar esa vista magnifica que encontraste disfrutando una golosina o un pedazo de fruta sin que nadie te apure simplemente no tiene precio.

Viajando solo puedes ir a la velocidad que desees, tan despacio como tu alma lo solicite o llevando un régimen para cumplir un horario y espacio recorrido. Hay que tener siempre en cuenta que estas solo y que cualquier contratiempo que sufras tendrás que arreglártelas solo, esto te lleva a ser en general mas cuidadoso y mas vigilante de los peligros de la carretera.

Muy pocas veces en la vida encuentras un compañero de viaje como mi gran amigo Martin Bumba, compartiendo ese nuevo álbum de David Gilmour vía bluetooth oyendo exactamente la misma música, logrando un magnifico paso disfrutando las curvas del camino en busca del café de Huehue o en las Dolomitas italianas recorriendo ese set de curvas de alta adrenalina. No importa a donde llegues, la conversación continuara donde la dejaste antes de subirte a la moto, disfrutando de la simpleza de un viaje lleno de complejidades.

Viajar en pareja es algo muy diferente. Si vas con tu pareja o con un ser querido tienes que estar atento a que tu copiloto este disfrutando también. Cuando tu copiloto se fatigue, tendrás que detenerte así que tendrás que conocer bien los limites de tu acompañante para que el viaje no termine en problema. Recuerda también que el espacio de carga será divido al menos por la mitad. Así mismo es muy gratificante porque estas compartiendo esa experiencia y creando memorias inolvidables.

Es divertidísimo viajar en grupo, da una sensación de seguridad porque normalmente habrá alguien tomando las decisiones importantes por ti, así como habrá otros más criticando tales decisiones. Si eres novato en eso de los viajes de aventura, será mejor que las primeras experiencias sean junto a un pequeño grupo de amigos donde siempre habrá alguien con más kilómetros recorridos que otros.

Viajar en grupo es todo un arte de paciencia, aceptar que alguien más te guie y adaptarse al plan general de la mejor manera posible para evitar confrontaciones, procurando siempre que todo salga bien acuerdo al plan del guía.

En fin, parte de planear será definir si solo, con quien o quienes compartirás tu próxima aventura.

Parte 7 de no sé cuántas.
José del Busto R.

sábado, 25 de marzo de 2017

En busqueda de mi motorista perdido... segunda parte...

Dicen que todos los días hay que hacer algo que te miedo.

Ayer fue un dia muy interesante. Parafraseando a un cantautor nacional, me subí a la moto con mas miedo que ganas y me convencí de que cualquier obstáculo en esta vida se pasa con equilibrio, cerebro y paciencia.

Salí de Nebaj hacia Chajul a enfrentarme con todos los miedos, propios y ajenos, con el único fin de ir a ver el río en Yula San Juan en el corazón del Ixcán a sabiendas que cualquier cosa podría pasarme. Como era de esperarse, la carretera se convirtió en algo más angosto aun asfaltado, luego pasó a un camino vecinal de terracería muy bien mantenido, por una empresa hidroeléctrica en el área, el que se convirtió en un camino sin mantenimiento de ninguna clase.

Cuando salí de Ilom no habían pasado 50 mts y el camino se convirtió en  una vereda donde apenas pasa un pickup; un pedrero de pesadilla gótica (dijera un buen amigo) condimentado con ganchos encontrados muy cerrados y una pendiente positiva de mas del 30%. ¡HORRIBLE!.

En ese momento busque un lugar donde dar la vuelta y me pregunte que chingaos hacia ahi. No había dónde dar vuelta. Agarrando aire, seguí.

Una hora más tarde estaba en una tiendecita donde habían tres personas mas a las que les tomó unos diez minutos dirigirme la palabra preguntándome de donde venía y para dónde me dirigía. Cuando les explique, los tres me miraron con cara de que yo estaba loco. ¿y si te caes con esa gran bestia? Me pregunto uno de ellos. Me explicaron el camino que tenía por frente. No me quedaba de otra.
En ese momento me convencí de que lo peor había pasado y era solo de mantener inercia, ser cauteloso y viajar justo a la velocidad que te funcione.

A la mitad de una subida había un lugar donde podía agarrar un poco de aire y pare con el pretexto de tomar un par de fotos. Estaba hecho una sopa. Todo el equipo mojado de sudor. Pero justo ahí me di cuenta que estaba disfrutando como nunca.

Algunas veces te encuentras en el medio de la nada y algunas veces, en el medio de la nada, te encuentras.


Eventualmente llegue a tierra más plana y luego al río que tanto quería ver. Aun estan ahi los puentes colgantes... pero ya no se pueden usar. Están en ruinas. El primer río hay que atravesarlo en un vado y el segundo luce un nuevo puente de concreto.


Después de un descanso y un almuercito de campeones (un gatorade, una barra de granola, una bolsita de manías y un dulce de menta) continúe mi camino a algo que recordaba más fácil.

Lo que otrora fue una placentera subida sin mayores complicaciones ahora es un verdadero reto. Creo que si los caminos que llevan de un infierno a otro en el cuadro de Dante hubiera sido empedrados se inspirarían en esta subida. Más ganchos angostos con piedra suelta sin una línea de tracción visible. Un verdadero infierno empedrado condimentado con demonios al volante de pickups llenos de gente que se dejan ir como si uno no existiera.

Anoche entre a Huehuetenango. No pude dormir de lo adolorido, exaltado y feliz que estaba.
Me siento diferente.

Creo que lo encontré.

Mi motorista perdido.

viernes, 24 de marzo de 2017

En busqueda de mi motorista perdido...

Francamente no sé cómo lo perdí  porque cada vez que me subo a una moto me encanta. Lo que sí es cierto es que hace mucho tiempo que no me dan ganas de madrugar un finde para ir a descubrir algún caminito que me rete.

Sufriendo esto, he estado pensando que hacer para volverme a entusiasmar con la experiencia del motociclismo y decidí hacer un viaje solo, sin mucho rumbo sino más bien llegar a donde las fuerzas me den, reconociendo los lugares que más me han gustado de mi guate.

Así que aquí me tienen, en Santa Maria Nebaj, Quiche; recordando viajes y buenos amigos. Viajes que de alguna forma se convirtieron en anécdotas legendarias contadas mil y una vez.

Hay huellas de ese mi motorista empedernido debajo de todo el equipo de seguridad... que por cierto, antes no usaba.

Hoy se me asomó tres veces: una cuando frené algo pasadito y oí los tacos de los caites nuevos de mi fiel compañera crujir en el asfalto  haciendo happy tailing.

La otra fue cuando  me aburrí de esquivar piedras y decidí desconectar el control de tracción y navegar de cresta en cresta entre un mar de piedras y polvo calidad talco a una velocidad que me hizo sonreír.

La última vez que lo sentí fue cuando saliendo de noseque Jocopilas se me acabó el asfalto, si es que se le puede llamar así, a 90 Km/h caímos en ripio de unos 15cm. de ondo y suelto... el combi de instrumentos de mi blanquita parecía árbol de navidad, con todas las luces encendidas... la que más fuerte brillaba era la de inminente trancazo!

Que rico llegar a un pintoresco pueblecito donde la gente saluda en la calle, donde a las 6pm todos están en el parque en la esquina del peladero viendo pasar gente, donde la comida es simple, deliciosa y a precio justo.

Mañana será otro día. ¡Espero volver a ver a mi motorista perdido!

sábado, 7 de noviembre de 2015

El arte de ir despacio en moto...

Por cuestiones de trabajo tuve que viajar en un país donde los límites de velocidad son aburridamente seguros. 

Después de un picnic restaurador de almas, apague la cámara, seleccione la lista de canciones lentas, encendí el intercomunicador y empecé la lenta travesía.


¡Almuerzo de campeones!
Como dijera mi buen amigo José Andrés, " a vos lo que te sobra es paciencia..."; Pensando en ese su dicho, me subí a la moto y me puse en camino, listo para recorrer los 200+kms más lentos que puedo recordar.

Una canción me llevó a la otra y así recorrí un par de horas hasta que tuve que parar por más agua... con esos límites de velocidad mi consumo de agua se incrementó a más o menos 2 litros por hora... casi lo mismo que un buen colacito de doble propósito calibre Ixcán.

Me detengo en esta gasolinera saliendo de un pequeño poblado para abastecerme de gummy bears, agua y gasolina... si, en ese orden de importancia; cuando terminó el rito de la gasolinera, me preparo para continuar. En eso se acerca un tipo en una cruiser y me pregunta hacia dónde me dirigía, curiosamente el llevaba más o menos el mismo rumbo y me ofreció guiarme por una carretera mas para motos que la pretendía tomar.

Acto seguido ahí me tenían detrás de una cruiser enorme, topando los reposa pies de mi R 1200 R en curvas mucho muy cerradas en medio de un bosque que parecía escenario de cuento de hadas a no más del límite de velocidad de 60 kms/hr. 

Gracias Bobby por la Sony ActionCam...
La mejor camara que he usado.
Me dedique a disfrutar con todos los sentidos esa experiencia: ir muy despacio en moto, tan rápido como mis compañeros, costándome mantener el paso que marcaban.

Sankt Gallen, Suiza...
Aprendí que acelerar en una corta recta desde 15 km/h a 70 km/h para luego volver a frenar intempestivamente hasta casi detenerse puede ser tan excitantemente estresante.


en algún lugar cerca de Sankt Gallen...
un puente de madera con algunos años
Los niveles de concentración que se requieren son tantos como en un circuito de carreras a 200 km/hr.

Es alucinante salir de una fuerte frenada para encarar un gancho de más de 180° de giro para enfrentar una subida y luego volver a acelerar a fondo. 

Esas carreteras secundarias de Los Alpes Suizos...
no me pregunten donde es... ¡mejor vamos!


Después de más o menos 70 Kms. a un ritmo agilísimo, pero matemáticamente lento entiendo que este sabor de motorismo es algo apasionante.

Ir “lento” es tan divertido y demandante como cualquier otro sabor de motorismo. 

Frente al Castillo de Lichtenstein...
por poco me paso. ¡ese paisito si que es de un acelerón!
con mi bella compañera R 1200 R LC



viernes, 19 de junio de 2015

Cuando se viaja con buenos amigos…



















Hace unos años tuve el gusto de participar en una secuencia de eventos que nos hizo trasladarnos más o menos 1,000 km. en un día para poder cumplir con el itinerario. Tendría que recorrer esta distancia, los 2 días siguientes asistir a un extenuante curso y después volver a recorrer esa distancia para continuar con el complejo itinerario. Tenía varias opciones para realizar el viaje de ida y vuelta pero por supuesto escogí la más divertida a manera de reto personal.
  

¡Lo tenía que hacer en moto!

Para un viaje de ese calibre hay que convencerse a sí mismo que uno es capaz de lograrlo sin morir en el intento. Fue en ese punto cuando un compañero de viaje me pregunto cuáles eran mis planes para el viaje tan corrido… recuerdo muy bien que empezamos a charlar del tema y se emociono tanto que acordamos me acompañaría en la locura que estaba proponiendo.

Si bien es cierto muchas de las variables del viaje tenían condiciones perfectas, para mi compañero en ese momento era un gran reto; nunca había rodado tantos kilómetros en un día, con la presión de que al día siguiente muy temprano teníamos que estar presentándonos a un evento que habíamos ganado con trabajo la participación. En fin, con un desayuno completo cargamos las motos y enfilamos a las afueras de una gran ciudad y sus complicaciones para tragarnos todos esos kilómetros.


Jorge, mi compañero de viaje, llevaba de pasajero a David que por cuestiones que no vienen al caso tuvo que ir en calidad de mochila con el trabajo oficial de documentar el viaje cómodamente sentado en una magnifica K 1600 GTL siendo testigo y participante.

El Ing. Murphy no falla; a 150kms de nuestro punto de partida, había un embotellamiento de 11kms de largo porque estaban construyendo ampliaciones; nos tomo más de una hora atravesarlo en un clima muy seco y caluroso. Primera parada… mucha agua, baño, mas agua, gummy bears ácidos para mi, galletas para David, un buen estirón de piernas y a seguir.


En la segunda parada teníamos ya el odómetro con 450 kilómetros de recorrido. Llenar el tanque de la moto era necesario, era tiempo de un descanso y un buen almuerzo. Después de un pestañazo para dejar que subiera y bajara la marea alcalina continuamos con el viaje ya en rutas más despejadas de transito con un atardecer magnifico frente a nosotros. Faltaban menos de 100 kilómetros para el destino;  más gasolina, más galletas para David, una visita rápida al baño y a terminar con el viaje. Después de un par de vueltas de más llegamos al hotel sintiéndonos héroes por haber logrado completar la mitad de nuestro viaje de forma segura.


Al día siguiente mucho más temprano que lo que queríamos levantarnos, empezó el famoso cursito que ya describí en este blog,  BMW Motorrad Race academy el cual era nuestro ansiado objetivo principal, pasando a ser parte de algo más grande que en conjunto es uno de los viajes más gratificantes que he realizado.

Después de haber terminado con el compromiso, teníamos un par de días para regresar más tranquilos a devolver las motos para continuar nuestros itinerarios. Otros compañeros que también participaron en el curso, hicieron la ruta hacia el curso de forma diferente dividiéndola en dos días. Dentro de este otro grupo, Juan David un compañero un tanto más locuaz, en lugar de dejar la moto a un lado para ir al curso por otro transporte, se contagio de la aventura y no recordó que el tenía que tomar un avión para encontrarse con la esposa en otro destino… fue donde le conseguimos moto para nuestro gran amigo David, una flamante K 1300 S con la que fue ascendido de mochila a piloto con la consigna de regresar la moto a nuestra ciudad de partida en una pieza.


En el recorrido de vuelta fue más bien un paseo donde tuve la oportunidad de conocer mejor a mis compañeros. Nos detuvimos en un sinfín de gasolineras por más galletas, más Gummy Bears, más hidratación y más combustible también estuvimos en icónicos cafés y pequeños restaurantes así como en las más glamorosas ciudades para hacer y compartir anécdotas.  Pasamos la noche en una pequeña ciudad en el medio de la nada para compartir una botella de vino con los que ahora llamo amigos.  


Casi al final del viaje tuve el gusto presentarles a Markus, un gran motorista y amigo encargado de la sección de viajes de una famosa revista quien nos dio un recorrido personal por las oficinas de la editorial compartiéndonos una historia de vida extremadamente interesante. Es donde te das cuenta que los motoristas son gente simple que viven al máximo cada experiencia, buena o mala.



Por supuesto que los paisajes fueron impresionantes y la experiencia de hacer este tipo de viajes es única, pero compartir kilómetros con motoristas desadaptados hace amigos de por vida.


Jorge, David, Markus y Claudia es un gusto contarles como grandes amigos.