miércoles, 15 de abril de 2015

La ilusión de comprar una moto…

Sobre todo si es una usadita que vas a adquirir por los recuerdos que te trae o por lo que fue en su tiempo. Gracias a dios aprendí mi lección de re-constructor de autos… unos cuantos VolksWagen y una Suburban me enseñaron que se requiere mucho dinero para dejarlos como uno se lo imagina, para luego terminar con la reconstrucción más cara de la historia de un auto que no vale nada.

Admiro muchísimo a los constructores de motos personalizadas por poder administrar un proyecto de estos. Desde la fase de diseño, donde me imagino ha de ser una de las fases de mayor satisfacción de la misma magnitud que montarte en la moto terminada por primera vez para salir a probarla.

Seguro esta gente jugó mucho Lego de pequeño ya que son capaces de tomar diferentes piezas de muchos modelos de motos para lograr un concepto único con el cual muy normalmente se identifican y defienden a capa y espada.

Creo que estoy a punto de embarcarme en una reconstrucción, por el placer de hacerlo. esta vez, a diferencia de la última vez que lo hice con la Canalla de la Volky o la experiencia inolvidable de la Coronela Suburban, lo haré yo personalmente. Aún no se que voy a hacer, aun no se si soy capaz, pero hay muchísimas decisiones que tomar; si la restauro a su antigua gloria o si construyo sobre lo que queda una moto que venga mas con mi forma de vida.

Tengo ganas de hacer algo singular con esa moto. Tengo ganas de empezar y sobre todo tengo una ilusión tremenda de trabajar en el proyecto y darle una vuelta de medio continente cuando termine. Dijera uno de nuestros cantautores nacionales: !Tengo ganas de tener ganas!

Siempre he sido de los que le quita piezas a las motos porque creo que sobran. Me gusta el motorismo de máquinas puras y simples, que cumplen su cometido y llenan a cabalidad los estándares que el constructor y su imaginación han planteado.

Tengo el gusto de participar, aunque sea virtualmente, con el grupo de motoristas GUATEMALA WRENCH CREW donde he aprendido que la moto perfecta es la que uno fabrica. Me han enseñado que nada es perfecto y que todo puede mejorarse en función del objetivo del proyecto. Me entusiasma la pasión que cada uno de los compañeros ha puesto a sus bellas motos. Liderados todos por Juan Carlos Mendo y sus apóstoles que nos contagian de ideas que suenan descabelladas y al final resultan unas verdaderas obras de arte.


José del Busto R.

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