Por cuestiones de trabajo tuve que viajar en un país donde los límites
de velocidad son aburridamente seguros.
Después de un picnic restaurador de
almas, apague la cámara, seleccione la lista de canciones lentas, encendí el
intercomunicador y empecé la lenta travesía.
¡Almuerzo de campeones! |
Como dijera mi buen amigo José Andrés, " a vos lo que te sobra es
paciencia..."; Pensando en ese su dicho, me subí a la moto y me puse en
camino, listo para recorrer los 200+kms más lentos que puedo recordar.
Una canción me llevó a la otra y así recorrí un par de horas hasta que
tuve que parar por más agua... con esos límites de velocidad mi consumo de agua
se incrementó a más o menos 2 litros por hora... casi lo mismo que un buen
colacito de doble propósito calibre Ixcán.
Me detengo en esta gasolinera saliendo de un pequeño poblado para
abastecerme de gummy bears, agua y gasolina... si, en ese orden de importancia;
cuando terminó el rito de la gasolinera, me preparo para continuar. En eso se
acerca un tipo en una cruiser y me pregunta hacia dónde me dirigía,
curiosamente el llevaba más o menos el mismo rumbo y me ofreció guiarme por una
carretera mas para motos que la pretendía tomar.
Acto seguido ahí me tenían detrás de una cruiser enorme, topando los
reposa pies de mi R 1200 R en curvas mucho muy cerradas en medio de un bosque
que parecía escenario de cuento de hadas a no más del límite de velocidad de
60 kms/hr.
Gracias Bobby por la Sony ActionCam... La mejor camara que he usado. |
Me dedique a disfrutar con todos
los sentidos esa experiencia: ir muy despacio en moto, tan rápido como mis
compañeros, costándome mantener el paso que marcaban.
Sankt Gallen, Suiza... |
Aprendí que acelerar en una corta recta desde 15 km/h a 70 km/h para luego volver a frenar intempestivamente hasta casi detenerse puede ser tan excitantemente estresante.
en algún lugar cerca de Sankt Gallen... un puente de madera con algunos años |
Los niveles de concentración que se requieren son
tantos como en un circuito de carreras a 200 km/hr.
Es alucinante salir de una fuerte frenada
para encarar un gancho de más de 180° de giro para enfrentar una subida y
luego volver a acelerar a fondo.
Después de más o menos 70 Kms. a un ritmo agilísimo, pero matemáticamente lento entiendo que este sabor de motorismo es algo apasionante.
Ir “lento” es tan divertido y demandante como cualquier otro sabor de motorismo.
Frente al Castillo de Lichtenstein... por poco me paso. ¡ese paisito si que es de un acelerón! con mi bella compañera R 1200 R LC |